Iré, cuando la tarde cante, azul, en verano,
herido por el trigo, a pisar la pradera;
soñador, sentiré su frescor en mis plantas
y dejaré que el viento me bañe la cabeza.
Sin hablar, sin pensar, iré por los senderos:
pero el amor sin límites me crecerá en el alma.
Me iré lejos, dichoso, como un gitano errante,
por los campos, muy lejos, como con una joven.
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Jean Nicolas Arthur Rimbaud (Charleville, 1854 – Marsella, 1891)